Los equipos arbitrales están compuestos por auxiliares, que están sentados haciendo su trabajo desde la mesa, y por árbitros que son los que pitan a pie de piscina. El Campeonato de España Infantil de Málaga ha tenido la suerte de contar con un elenco de profesionales del arbitraje de gran talla, como el internacional Carlos Ortega. Aragonés, de 40 años, que rompe con el tópico de los árbitros ariscos desde la primera sonrisa, la franqueza de su mirada y el tono amable de su conversación.

  • ¿Cuándo y por qué empiezas a arbitrar?

Siempre me ha gustado el arbitraje, desde que jugaba a waterpolo. Primero combinaba juego y arbitraje, pero llega un momento en el que la vida te va separando del juego por cuestiones laborales u otras y cuando dejé de jugar seguí vinculado a este deporte mediante el arbitraje. Con 20 años empecé a arbitrar en la competición territorial y ya 15 años en nacional.

  • ¿Tienes algún referente arbitral?

Muchos. Aprendes de todos. Yo empecé en la época de Sergi Borrell y fijarte en cómo arbitran los demás compañeros es lo que te hace aprender porque además el nivel español es muy bueno y aprendes incluso de árbitros de categorías inferiores.

  • ¿Tienes alguna manía especial antes de un partido?

(Sonríe). Bastantes: llegar pronto, en realidad… muy pronto, hablar con los compañeros, elegir el silbato, mojarme la cabeza… Es como un pequeño ritual que me va introduciendo porco a poco en el partido.

  • ¿Qué es lo más complicado de ser árbitro?

Mantener la calma en momentos de tensión, en jugadas importantes. O cuando sabes que te has equivocado y tienes que mantener la concentración porque en waterpolo el juego es muy rápido y segundos que pierdas pensando en que te has equivocado, te sacan del partido y entonces puedes volver a equivocarte. También es importante no precipitarte al pitar: tienes que saber cuándo al señalar una falta perjudicas más al equipo que si dejas que siga el juego. Es complicado porque tienes mayor riesgo de precipitarte en partidos importantes. Además, el jugador en el momento puede no entender tu decisión, por eso es fundamental que el árbitro haya sido jugador, porque te ayuda a entender su sentimiento.

  • ¿Y lo más satisfactorio?

Saber que has hecho bien algo difícil. La gente del entorno, la amistad… Deportivamente, te da satisfacción pitar un encuentro de relevancia, pero también el reconocimiento de tus compañeros, y me refiero a los entrenadores: jugadores, entrenadores y árbitros formamos parte de un todo. Aunque, definitivamente, el momento más satisfactorio es cuando los dos entrenadores te dan la enhorabuena al finalizar un partido.

  • ¿Cuál ha sido el momento más importante de tu carrera arbitral?

La Final de la Copa del Rey de 2016. También ha habido partidos internacionales, pero esa Final de la Copa es un momento que no olvidaré.

  • Después de tantos años de arbitraje seguro que tienes alguna anécdota divertida.

Hay varias, pero ahora recuerdo una: al inicio de un partido, levanto el brazo para indicar a mi compañero que estoy preparado y empieza a hacer gestos para que me espere. Yo estaba delante de la mesa auxiliar y mi compañero al otro lado de la piscina y veo que sale corriendo y se dirige a la mesa, imagínate, todo el mundo parado, mirándolo… ¡había olvidado los silbatos!

  • Y también habrá alguna situación comprometida…

Situación comprometida como tal, no, pero sí recuerdo un partido en el que se me rompió el silbato y lo pasé regular. El silbato de waterpolo, además de no tener bolita, tiene una especie de freno en la boquilla para que podamos sujetarlo con los dientes. En mitad del partido, noto que se me rompe la boquilla y el problema es que si no sujetas el silbato con los dientes, al soplar, este sale disparado. Fue una situación comprometida porque tenía que sujetarlo con la mano, pero es que los árbitros de waterpolo utilizamos las manos para comunicarnos con los jugadores y entre nosotros. Fue un partido (sonríe)… distinto.

  • ¿Tu mayor aspiración como árbitro?

Si te soy sincero, he llegado a donde no creía que llegaría, así que mi mayor aspiración es seguir disfrutando con lo que hago y lo que tenga que venir, vendrá. La verdadera aspiración es ser mejor cada día. Cuando empecé sí soñaba con pitar en División de Honor, arbitrar la Copa del Rey. Pero ahora, sé que lo que quiero es disfrutar y seguir aprendiendo.

  • ¿Qué hace un árbitro un fin de semana que no tiene partido?

Disfrutar de la familia, disfrutar del tiempo libre como las personas normales (ríe).

  • ¿Cómo es la formación de un árbitro?

Es teórica y práctica. Pero, sobre todo, es continua, ahora que está de moda la palabra. Verás, es continua primero porque se aprende partido a partido, esa es la mejor formación; pero, además, en septiembre todos los años todos los árbitros nacionales tenemos un examen de reglamento. Luego, durante la temporada, los evaluadores analizan tu trabajo y te van puntuando en una especie de ránking, los de arriba suben de categoría y los de abajo, descienden.

  • ¿Cómo es el nivel del arbitraje español?

Alto. Tenemos árbitros muy reconocidos que pitan europeos o finales de Juegos Olímpicos, como Xevi Buch, que arbitró la final femenina de los Juegos de Río. Ahora mismo, España cuenta con 11 árbitros internacionales.

  • ¿Qué le recomiendas a una persona que se esté planteando dedicarse al arbitraje?

Que pruebe y que si le gusta, que repita. Que no tenga miedo de probar.

  • ¿Hay diferencias entre arbitrar partidos de equipos absolutos y de equipos de base?

Sí. El arbitraje es distinto porque entre niños y adultos hay diferencias, tanto a nivel de juego, como de físico, de intensidad, de presión. En los adultos también el juego es más rápido.

  • ¿Y entre pitar a equipos masculino y femeninos?

Sí, hay diferencias porque son juegos distintos, el físico es diferente y la forma de jugar es distinta, por ejemplo, las chicas agarran más por el tipo de bañador. La táctica también es diferente según sean partidos femeninos o masculinos.

  • ¿Cómo calificarías la presencia de la mujer en el arbitraje español?

Por suerte, está aumentando ahora, aunque hay pocas mujeres. En los últimos años hay más y se está potenciando porque en realidad el arbitraje de waterpolo es un actividad que pueden desempeñar por igual hombre y mujeres ya que se trata de un trabajo más mental que físico y, por tanto, el sexo no es un condicionante. En la actualidad de unos 90 o 95 árbitros que hay, las mujeres no llegan al 10%, lo cual es realmente poco.